Adiós a Harry Crews

Consternados, sin palabras, ayer por la noche nos enteramos de la muerte de Harry Crews... Acuarela editó su primer libro en castellano (Cuerpo) y prepara ya el segundo, The gospel singer.


Muere en Florida el escritor Harry Crews, a los 76 años

El controvertido escritor de culto Harry Crews, cuyas dificultades y momentos disparatados inspiraron sus violentas historias sobre el sur rural de Estados Unidos ha muerto. Tenía 76 años.

Crews murió el miércoles en Gainesville, Florida, tras padecer una neuropatía, informó su ex esposa Sally Ellis Crews.

"Había estado muy enfermo", dijo a Thea Associated Press el jueves. "De alguna manera fue una bendición, estaba sufriendo mucho", agregó.

Crews también había sufrido en su vida accidentes de motocicleta y tenía los nervios del pie dañados, por lo que en los últimos años había tenido que usar un bastón.

A pesar de todo, su carrera continuaba activa. Un fragmento de sus memorias, próximas a publicarse, fue incluido en la revista Georgia Review y se hablaba de reeditar sus obras, muchas de las cuales dejaron de imprimirse, en versiones digitales.

No era muy famoso, pero quienes lo conocían, ya fuera a nivel personal o a través de sus libros, eran sus devotos. Era un hombre desenfrenado y honesto, que siguió la tradición de Charles Bukowski y Hunter Thompson. Escribió historias sangrientas inspiradas directamente en sus experiencias, que incluían la práctica de boxeo y karate.

"Me han roto la nariz como seis veces", dijo en una entrevista sin fecha con la revista por internet VICE.

"Por mucho tiempo no supe de qué lado de mi cara iba a quedar de un año a otro, pero me gustó boxear por mucho, mucho tiempo y me gusta el karate y me gustan los deportes sangrientos. Me gustan muchas cosas que realmente no son agradables, y que para nada son muy bonitas y que si tienes un mínimo de sentido son totalmente intolerables. Alguien que defienda la forma en la que he pasado mi vida está loco".

Crews escribió 17 novelas, incluyendo Feast of Snakes y The Knockout Artist; múltiples cuentos y novelas cortas, así como las memorias A Childhood. También impartió talleres literarios en la Universidad de Florida de 1968 hasta su jubilación en 1997.

También le gustaba decir que si lograba escribir 500 palabras en un día era una buena jornada.

"El trabajo del escritor es desnudarse, no ocultar nada, no esquivar nada con la mirada, su trabajo es mirar a las cosas", escribió. "No parpadear, no estar avergonzado o apenado por ello, quitarse la ropa e ir a dónde está la sangre, donde está el hueso".

Noticia original


huelga humana

"Cuando capitalismo y vida se funden, la huelga tradicional ya no tiene sentido. Viene el tiempo de huelga humana, donde en primer lugar dejamos de ser lo que debemos ser, nos vinculamos más allá de las identidades pre-existentes y hacemos saltar por los aires todo el universo de lo previsible, los límites del yo (las fronteras que ponemos en torno a nosotros para que no pase nada). Serán precisamente los que no trabajan quienes inventen las formas de la huelga humana"

las tripas de la Jovencita









sex war

La seducción como guerra. Se habla de estar como un "cañón", con una metáfora que pertenece cada vez menos al registro de la estética y cada vez más al de la balística (La JOVENCITA)

Sexualidad

La sexualidad no existe. Es una abstracción, un momento separado, hipostasiado y convertido en espectral de las relaciones entre los seres

Cyborg

El Cyborg como estadio supremo e inmunodeficiente de la Jovencita


La Jovencita contra la infancia

"A mis doce años he decidido ser bella"

Hundimiento

La Jovencita no envejece, se descompone


Ángel

En todas sus manifestaciones, la Jovencita refleja la rabia impaciente por abolir la materia y el tiempo. Es un cuerpo sin alma que se sueña alma sin cuerpo


Destruir



La Jovencita quisiera que la simple palabra “amor” no implicase el proyecto de destruir esta sociedad

La Jovencita contra el amor



La Jovencita es el instrumento de una política general de exterminio de los seres capaces de amor

Ajenidad

Ni castidad ni depravación: sencillamente, la Jovencita es ajena tanto a sus deseos como a su cuerpo

Mareo

A la Jovencita le dan mareos cuando el mundo deja de girar en torno a ella

Entusiasmo



La Jovencita es optimista, radiante, positiva, alegre, entusiasta, en otros términos, sufre


Tiqqun: una aventura intelectual y política

por Jordi Carmona Hurtado
(sobre Teoría del Bloom e Introducción a la guerra civil)

« Vivir juntos en el corazón del desierto, con la misma resolución de no reconciliarse con él, esa es la prueba, esa es la luz. » Teoría del Bloom, p. 126 Con Tiqqun, si tenemos el coraje de leer seriamente, necesitamos para empezar reaprender a ser filósofos, al menos en el antiguo sentido socrático que significa poner toda nuestra atención en el arte de las preguntas. Pues ¿quién es Tiqqun?, ya es una mala pregunta, un planteamiento inadecuado del problema. Tiqqun no se presenta como un autor o un colectivo de autores, y en este sentido hay ya una fuerte carga de anonimato en el gesto: Tiqqun no es el nombre de un quién, sino de un qué, que puede en principio ser adoptado por cualquiera. Entonces, Tiqqun es en primer lugar el nombre no de un autor sino de una posición subjetiva o de una posición de enunciación. He aquí una manera paradójica de entender el anonimato: no es anónimo el que no tiene nombre, sino precisamente el que decide un nombre, el que vive desplegando la idea que contiene un nombre. Asumir este nombre comporta una serie de exigencias que vienen no ya de la responsabilidad individual del autor sino de lo que el nombre Tiqqun lleva o porta consigo, lo que revela, lo que hace. Pues Tiqqun es el nombre que se da en la tradición mesiánica hebraica a la redención, a la justicia final o radical, la Justicia mayúscula en todo caso, la que atraviesa la historia de principio a fin cumpliendo la redención: ésta es la altura a la que se encuentra llamado a situarse quien adopta esta posición. Entonces, bajo un segundo aspecto más profundo, Tiqqun es un medio (que habría que entender como medio vital, no sólo simbólico) lanzado para propiciar las palabras y actos de intelectualidades emparentadas que deciden incorporar esa tradición mesiánica : no ya un qué por tanto sino un cómo, una cierta tonalidad de exposición tanto existencial como política que busca una comunidad por venir agitando las ya constituidas y tratando de recoger las voces de las luchas que no tiene cabida en ellas. Tiqqun se inscribe en el espacio de articulación de los discursos, las formas y las luchas que dejaron vacío las vanguardias del siglo XX. Desde este espacio trata de responder de un modo nuevo a la vieja exigencia filosófica de coherencia entre el pensamiento y las prácticas : en este punto no se tratará de realizar la filosofía como ciencia sino más bien de hacer comunidad con el pensamiento, en lo que éste tiene de elemento en devenir, inasignable, no institucionalizable. Hacer del pensamiento literalmente una práctica política, ese es tal vez el reto que se ha comenzado a lanzar con Tiqqun.

Este planteamiento encontró lugar en una bella revista publicada en francés de idéntico nombre y breve existencia, sólo dos números: Tiqqun1 en 1999, Tiqqun2 en 2001. Pero la revista Tiqqun no se extinguió sino para hacer nacer una rica descendencia en la que algunos de los conflictos de interpretación de esta práctica política se han revelado con otros nombres al modo de trayectorias existenciales dispares, que recientemente empiezan a conocerse de la manera más o menos confusa a la que nos tiene acostumbrados el espacio público. Con estos primeros dos libros traducidos al castellano, el lector de este país tiene la oportunidad de comenzar a formarse su idea.

Teoría del Bloom es un artículo de Tiqqun1 ampliamente revisado para la publicación en libro. Se trata un estudio de un solo tipo : el hombre anónimo contemporáneo, tomado en una inmediatez fenomenológica, que Tiqqun pasea por los restos que encuentra accesibles en la literatura y filosofía occidentales recientes. El texto es fragmentario, plagado de citas declaradas o veladas, como apuntes de lectura balizados por hallazgos poéticos y fórmulas sintéticas. En el fondo la pregunta que recorre el libro es existencial, y se quiere radical : ¿qué significa ser hombre hoy, aquí? La respuesta no es original: significa ser el último hombre, el hombre del nihilismo consumado, la existencia inauténtica y desarraigada por excelencia. El Bloom es un ser atrapado entre las tenazas de la apariencia del Espectáculo y las de la “nuda vida” del Biopoder. Tiqqun recoge los diagnósticos intelectuales más apocalípticos, para tratar de llevarlos todavía un paso más allá: el panorama es desolador, pero al menos no hay consuelo en él, ni siquiera el consuelo de la lucidez crítica. La única opción : politizar activamente el Bloom, aquéllo que la figura con nombre Bloom trata de detectar como una sonda en la existencia y la cultura contemporánea. Los modos de politización indicados por el texto son dispares: desde la posibilidad de una potencia política del “acto loco” a la invocación de la figura del Trickster, el Bloom que se asume y juega su condición. Pero lo que pide ante todo el estudio del Bloom es una decisión, un gesto que corte ; si el Bloom es “ese Se que es un Yo, ese Yo que es un Se”, toda política del Bloom parece plantearse desde una voluntad existencial de soberanía, de heroísmo, que implica también un declarar la guerra al Bloom, como indica el epílogo a la edición italiana que se incluye en la edición.

Y tal vez sea éste uno de los rasgos más definitorios de la aventura política de Tiqqun: introducir el elemento ético diferencial en el seno de la lucha política. Lo irreductible que tiene este elemento ético sería su fundamento, la condición de existencia de una política en estos tiempos conformes, conformes también a menudo con la infamia. El problema, y también lo más esperanzador de la tentativa, es que este elemento ético no se confunde con el ethos de origen que asigna y encadena a cada individuo o comunidad a su situación social. Se trataría más bien de un ethos por encontrar, por crear. La cercanía con algunas de las tesis de Agamben se vuelve en este punto evidente, si bien el pathos guerrero nietzscheano en este planteamiento del problema ético nos impide clausurar las posiciones.

En Introducción a la guerra civil Tiqqun cartografía – también mediante un análisis fuerte de las secuencias históricas de la dominación – algunas grandes líneas del espacio de esta lucha ético-política que no es más que “una cierta intensidad en la elaboración de las formas-de-vida”. Para Tiqqun lo más político es la guerra civil, la stásis, previa a todo Estado. En este texto, extraído de Tiqqun2, hay una mayor voluntad sistemática, una dirección más clara articulada mediante una sucesión de tesis y glosas; en algunos puntos también, especialmente en el último apartado, una verdadera felicidad en la expresión. Lo que Tiqqun llama política extática, política existencial en el sentido de que comienza con un gesto de apertura, de salida de sí, de exposición del individuo impersonal a lo común de una finitud que lo delimita y le da un lugar, se contextualiza en este punto. Pues si bien las relaciones de poder contemporáneas se dan en el seno de un espacio imperial, el Imperio no es el enemigo, sino un ambiente hostil, y el poder que ejerce consistiría sobre todo en atenuar con formas pretendidamente neutrales (democracia parlamentaria, Estado de derecho) la intensidad de las formas-de-vida, con la única función de contener la guerra civil. La política sería entonces la revelación práctica de la guerra en curso, en primer lugar en lo que toca al partido que en realidad ejerce su soberanía constantemente sobre los otros bajo la aparente pluralidad que posibilitarían según la publicidad los mecanismos de gobierno : el partido imperante que toma la forma-de-vida del empresario u hombre de negocios. Es la política, que en la tradición schmittiana, comienza con la demarcación entre amigos y enemigos. Se trataría entonces de elaborar en el seno de la hostilidad imperial generalizada un espacio político de amigos y enemigos, en un elemento de verdad, de articulación comunitaria entre el pensamiento y las prácticas. Habría entonces una especie de división del trabajo político de Tiqqun: entre lo que nombraría el Partido Imaginario, la comunidad de los que no tienen comunidad, y lo que nombraría el Comité Invisible, la fracción más directamente revolucionaria de este Partido.

Este despliegue de nombres políticos dibuja un espacio complejo, difícil de situar de modo preciso. Pero no dejamos de aprender que los nombres políticos precisos son también los menos vivibles. Hay mucho de llamada en este espacio indefinido, muchos huecos en él que podrían ser promesa de comunidad: sobre responder o no, y de qué manera, ya depende de quién lea. Pero la cuestión de qué hacer con lo que se lee no podrá ser eludida tan fácilmente en este caso.

Artículo publicado en el número 5-6 de Espai en Blanc: "La fuerza del anonimato"

Tiqqun en Acuarela Libros


Trabajo


Los amores de la Jovencita son un trabajo y, como todo trabajo, se han vuelto precarios


Espejo


La Jovencita no se ama a sí misma, lo que “ama” es su imagen


Control

“No lo dejo hacer nada, lo controlo todo el tiempo, siempre soy dura con él” (la JOVENCITA Carla Bruni, hablando sobre su cuerpo)

Tiqqun: glosario


Glosario publicado en Primeros materiales para una teoría de la Jovencita (Acuarela, 2012)

Biopoder:

Es la reducción de la vida humana a simple carne que vigilar y gestionar según parámetros estandarizados de belleza, salud o placer. Desde el poder médico al mercado de las sensaciones, el biopoder se arroga toda competencia sobre lo que tenemos de más íntimo, ya sea nuestro sufrimiento o nuestro deseo. Los expertos y especialistas del biopoder nos definen y describen lo que sentimos verdaderamente. De ese modo, nos quedamos sin lenguaje (físico o verbal) para nombrar nuestros malestares o expresar lo que queremos. Ya no somos capaces de hablar, sentir o desear por nosotros mismos. Pasamos de sujetos a pacientes, de cuerpos apasionados a autómatas emocionales. Nos transformamos en cosas. La Jovencita y los Hombres-máquina son las figuras a través de las cuales Tiqqun piensa estos cuerpos extranjeros a sí mismos y sometidos a la tiranía del «buen funcionamiento» (en la salud, el amor o el sexo).

Metafísica occidental y metafísica crítica:

La metafísica occidental encuentra su consistencia en el presupuesto de un punto de vista soberano sobre el mundo. No se trata de un pensamiento sin consecuencias, sino de una filosofía práctica: Occidente está hecho a imagen y semejanza del esquema metafísico por el cual un sujeto soberano (Hombre, Razón o Progreso) se opone o gobierna todo lo que no es él (“dueños y señores de la naturaleza”). Ese sujeto o presencia soberana asume la forma de una fortaleza absoluta, separada, sin relación, autosuficiente y autocentrada. De la distinción entre sujeto y mundo, base de la metafísica occidental, se derivan luego otras muchas separaciones desgarradoras: entre cultura y naturaleza, contemplación y acción, libertad y apego, sí mismo y otro, humano y no humano, etc.

La filosofía de Tiqqun recibe el nombre de “metafísica crítica” porque parte de preguntas radicales sobre el sentido de la vida que hunden la frontera que nos separaba nítidamente del mundo. A través de ellas nuestro ser-en-el-mundo se vuelve problemático, pierde el control sobre la realidad y se abre así a la posibilidad de crear otros modos de existencia.

Poder, espectáculo, imperio:

Tiqqun se esfuerza en analizar el poder, no tanto como la acción de un agente extranjero o un sujeto que nos hace frente, sino como un conjunto de relaciones en las que estamos involucrados. De ese modo redefinen y usan dos conceptos relevantes de la teoría crítica contemporánea: espectáculo (Guy Debord) e imperio (Toni Negri).

«El espectáculo no es una cómoda síntesis del sistema de los mass-media. Consiste también en la crueldad con la que todo nos remite sin tregua a nuestra propia imagen.

El imperio no es una especie de entidad supra-terrestre, una conspiración planetaria de gobiernos, de redes financieras, de tecnócratas y de multinacionales. El imperio está allí donde no pasa nada. En cualquier sitio donde esto funciona. Ahí donde reina la situación normal.» (Llamamiento; y otros fogonazos).

Partido Imaginario:

Tiqqun llama así a la multiplicidad de prácticas, existencias y mundos dis-conformes. No se trata de una clase social ni de un segmento concreto de la sociedad, sino más bien de un movimiento difuso de deserción de las formas de vida y los papeles impuestos (jóvenes, obreros, mujeres, víctimas). El Partido Imaginario no plantea un antagonismo dialéctico o una relación de fuerzas clásica (clase contra clase), sino un movimiento de secesión creativa y separ/acción de la sociedad. La tarea política es articular esas deserciones heterogéneas en un plano de consistencia, sin totalizarlas ni unificarlas.

Nuda vida y formas-de-vida:

Son dos conceptos que Tiqqun retoma del filósofo Giorgio Agamben. La nuda vida es la vida concebida como mera función biológica. Se opone a la vida del ser político que tiene lugar en el espacio de una comunidad política. En su trilogía Homo sacer, Agamben analiza el poder en Occidente como gestión de la vida reducida a nuda vida: personas sin ningún derecho que habitan un espacio de excepción o cobayas humanas convertidas en objetos experimentales de la tecnociencia.

Por el contrario, una forma-de-vida es esa intensidad apasionada que polariza nuestra existencia y deshace la distinción entre público y privado, existencial y político, interioridad y acción. Según Tiqqun, «cada cuerpo está afectado por su forma-de-vida como por un clinamen, una inclinación, una atracción, un gusto». La inclinaciones de las formas de vida no definen una identidad (qué soy), sino por el contrario una singularidad, una presencia y un ser-en-situación (cómo yo soy lo que soy). La inclinación se puede conjurar o asumir. La nuda vida sería el resultado de la primera opción. La segunda abre el camino a la posibilidad política: la elaboración del libre juego entre formas de vida.

Bloom y «mala sustancialidad»:

El Bloom es una figura ambivalente. Por un lado, sustituye al «proletario» de Marx, al «espectador» de Debord y al «musulmán» de Agamben como representación de la alienación y la desposesión extremas. El Bloom es una nada. Pero una nada que puede serlo todo. Expropiado de cualquier inscripción en una comunidad, el Bloom es también «pura disponibilidad para dejarse afectar». Pura humanidad desnuda. Eso le abre la posibilidad de reapropiarse de su no-pertenencia esencial y recrear lo común y la comunidad fuera de los moldes tradicionales: nación, clase, comunidad de oficio, etc. En el Bloom habita la promesa de una comunidad abierta e incluyente, no definida por una identidad. Pero no es fácil hacerse cargo de tanta desnudez: la «mala sustancialidad» es la adhesión ciega del Bloom a cualquier identidad postiza desde el miedo al vacío.

Como explica Agamben hablando de Tiqqun, «denominan Bloom a los nuevos sujetos anónimos, a las singularidades cualquiera, vacías, dispuestas a todo, que pueden difundirse por todos lados pero permanecen inasibles, sin identidad pero reidentificables en cada momento. El problema que se plantean es: '¿Cómo transformar el Bloom? ¿Cómo operará el Bloom el salto más allá de sí mismo?'»

Existencia impropia (palabrería, equívoco, se-dice, curiosidad):

«Prisionero en la trivialidad de la existencia cotidiana, el hombre vive bajo el imperio impersonal del 'se' (das man): yo me veo obligado a trabajar, a vivir e incluso a sostener determinados puntos de vista porque así se trabaja, se vive y se piensa» (Heidegger). Los rasgos de la existencia impropia, inauténtica y banal según Heidegger son tres: la falsa curiosidad o afán de novedades por la que el sujeto salta de una cosa a otra incapaz de detenerse y sin profundizar en nada; la palabrería que consiste en hablar de las cosas sin entenderlas y asumirlas, repitiendo simplemente lo que se dice y se oye; y el equívoco en el cual no se sabe qué se comprende y qué no se comprende, todo tiene aspecto de genuinamente comprendido, cuando en el fondo no lo está.

Tiqqun:

En la Cábala de Isaac Luria (1534-1572), el término 'Tiqqun' denomina el proceso de redención, de la restauración de la unidad del sentido y de la vida, de la reparación de todas las cosas por la acción de los hombres mismos.

Comunismo:

La realización del 'Tiqqun' en el terreno de la historia.

«Nuestra única preocupación es el comunismo. No hay nada previo al comunismo. Los que creyeron lo contrario, a fuerza de perseguir la finalidad, zozobraron con cuerpos y bienes en la acumulación de medios. El comunismo no es otra manera de distribuir las riquezas, de organizar la producción o de administrar la sociedad. El comunismo es una disposición ética: una disposición a dejarse afectar, en contacto con otros seres, por lo que nos es común. Una disposición a compartir lo común. El otro estado de Musil se le parece mucho más que la URSS de Jruschov» (Teoría del Bloom).

Tiqqun en Acuarela Libros

No quién es, sino qué es Tiqqun

Tiqqun no es el nombre de un autor o un colectivo de autores, sino el nombre de un medio, un medio para construir enérgicamente una posición. Toda posición es una taxonomía, una topografía espiritual, una inteligencia política de la época: una toma de partido.

La posición de Tiqqun se concreta en una doble secesión: en primer lugar, secesión del proceso de explotación social (el mundo de la mercancía autoritaria o «imperio»); y después, secesión de toda la esterilidad que se deriva de una simple oposición al imperio, incluso de la extra-parlamentaria, secesión pues de la izquierda.

Tiqqun se inscribe en el espacio de articulación de los discursos, las formas y las luchas que dejaron vacío las vanguardias políticas y artísticas del siglo XX. Desde este espacio trata de responder de un modo nuevo a la vieja exigencia de coherencia entre el pensamiento y las prácticas. «No consentiríamos en escribir si no fuera para encontrar hermanos. Nuestros textos esbozan la base sobre la que el encuentro, la amistad y la cooperación vuelven a ser, más allá de toda mutilación, posibles».

Este planteamiento encontró lugar en una bella revista publicada en francés de idéntico nombre y breve existencia, sólo dos números: Tiqqun 1 en 1999 y Tiqqun 2 en 2001. Los contenidos originales pueden consultarse en su web.

En castellano han aparecido dos artículos largos de la revista como libros: Teoría del Bloom (2005) e Introducción a la Guerra Civil (2008), ambos en Melusina; y también “Una metafísica crítica podría nacer como ciencia de los dispositivos” en Contribución a la guerra en curso (Errata Naturae, 2012).

La revista Tiqqun se extinguió pero hizo nacer una rica descendencia teórica y práctica. Otros textos hermanos que emanan del mismo punto del espíritu que Tiqqun son La insurrección que viene del Comité Invisible (Melusina, 2009) y Llamamiento; y otros fogonazos, un libro anónimo que publicó Acuarela en 2009 (la editorial Axóuxere publicó el texto «Llamamiento» en lengua gallega en 2011).

Tiqqun en Acuarela Libros