La herencia yippie: reseña de Yippie! Una pasada de revolución en Rockdelux

(reseña de Yippie! Una pasada de revolución por Jaime Gonzalo, publicada en el Rockdelux de septiembre)
Yippie protestando contra el Poder Cerdo.

Si la política es la ciencia de reírse con alevosía del ciudadano y vivir a sus expensas, ya que no parece factible invertir la segunda de esas premisas, se podría aliviar a las masas, invirtiendo la primera. Imaginemos que en los próximos comicios presentamos de alternativa a la rotación Rajoy-Rubalcaba un candidato de la especia porcina, o en su defecto a un tal señor Nadie bajo el lema "Nadie es perfecto", simbolizando que mejor estaríamos desgobernados o gobernados por un animal de bellotas que malgobernados. Tácticas en su día utilizadas por los yippies y que hoy, revolcándose la política y los políticos en el más profundo charco de purines jamás sondado, se perfilan como una de las herencias contraculturales más susceptibles de reciclaje. Al menos nos reiríamos.

Inspirada a partes iguales en la filosofía de la gratuidad de los diggers y la performance satírica de los provos, la aparición en el Lower East Side neoyorquino del Youth International Party en 1967 supondría una de las más efectivas aplicaciones del teatro de guerrilla a las teorías mediáticas de McLuhan. Críticos tanto con el sistema como con el capitalismo hip, con sus acciones los yippies armaron mucho ruido y lograron elevar a dos de sus principales dirigentes a la categoría de iconos. Ambos, Abbie Hoffman (1936-1989) y Jerry Rubin (1938-1994), terminaban por dar un giro ideológico cuando menos discutible.

De la cuantiosa bibliografía que legaron, Revolution for the Hell of It (1968) fue el segundo que publicó Hoffman y el último que firmó con seudónimo ("Free", en este caso). Guía personal de sus avatares en el activismo y descrito por The New York Times como "una receta para diversión privada y desastre público", es ahora traducido al castellano como Yippie! Una pasada de revolución con la intención de hacer reflexionar al lector sobre el presente a partir de las experiencias de un pasado que sigue recordándonos que vivimos en un continuum, condenados a repetir la historia que desconocemos.

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