Cuando el reggae era el rey: Bass Culture, texto canónico (de Blas Fernández)

(Reseña de Blas Fernández Lanseros sobre Bass Culture: la historia del reggae, de Lloyd Bradley, publicada en la edición impresa del Diario de Sevilla, además de en El Día de Córdoba, Granada Hoy, Huelva Información y Europa Sur)
El músico y productor Lee Scratch Perry.
Para comenzar, desmontemos, o casi, un lugar común: el reggae fue al punk lo que el añejo blues al rock de los 60 y primeros 70, el nutriente que aportó las calorías necesarias para poner el organismo en movimiento. Vale, sí… Pero esa tajante afirmación, teoría habitualmente aceptada sin mayores reparos, queda como mínimo en entredicho al rastrear la dieta de aquellos pioneros sound systems que, a partir de la década de los 40, articularían el desarrollo de la moderna música jamaicana. ¿Y sabe qué? Junto a expresiones autóctonas como el mento o geográficamente afines como el merengue y el latin-jazz, el rhythm&blues norteamericano, como más tarde el soul, formaría parte insustituible del menú. Así que el blues, o al menos alguno de sus vástagos, quedarían también registrados en el frondoso árbol genealógico del género.

La pronta exposición de esta conexión sirve como ejemplo de lo mucho que revela Bass Culture. La historia del reggae, célebre título del periodista musical y discjockey Lloyd Bradley, londinense de ascendencia jamaicana, por primera vez editado en español trece años después de su publicación original (entonces, bajo el título Bass Culture. When Reggae Was King). Con excelente traducción y divertido prólogo a cargo de Tomás Cobos, Bass Culture certifica ahora pues en castellano su condición de texto canónico, imprescindible a la hora de abordar la historia de ese otro semillero caribeño (un afectuoso saludo a Cuba) con importancia capital en el devenir de la música pop.
Resultado de una concienzuda labor de documentación, que incluye en primera persona las voces de los protagonistas del relato, el libro de Bradley –afortunadamente esforzado, además, en la contextualización histórica de cada periodo tratado– nos traslada en primer lugar hasta aquellos originarios dancehalls de los barrios populares de Kingston, imponentes en presencia y volumen, en los que el selector comprueba de primera mano qué funciona y qué no a la hora mantener en marcha al respetable. Sound systems que harán, como en tantas otras ocasiones, de la necesidad virtud: la música que pinchan está al margen del único canal convencional de la época… (Sigue leyendo)

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